Friday 10 January 2014

Reunión de representantes de la comunidad con representantes de nuestra embajada




Como ya indicamos en nuestro anterior post, en la actualidad en Canberra casi todos los clubes comunitarios que representan nacionalidades, incluyendo el nuestro, están atravesando momentos bastante difíciles.  Pues bien, para ver qué podemos hacer para buscar iniciativas para paliar esa situación, el pasado jueves 9 de enero nos reunimos en nuestra embajada un grupo de representantes de la comunidad española de Canberra.  La reunión fue convocada por Enrique Criado el nuevo Consejero Encargado de la Sección Consular y tenía como doble objetivo, además de establecer contactos personales con la comunidad, aprovechar la oportunidad que nos daba la reunión para delinearle la situación actual de la comunidad española de Canberra y sugerir posibles iniciativas para enriquecerla y de cómo la embajada podía contribuir a esas iniciativas.

El embajador, Don Enrique Viguera, abrió la reunión haciendo un esbozo del actual movimiento migratorio de España a Australia.  Entre otras cosas resaltó el aumento en la llegada de jóvenes españoles a Australia que se eleva ya a tres mil y que, al día de hoy, llegan ya a veinte mil el número de inscritos en el Registro de Matrícula Consular .  De estos unos 1120 nos encontramos en Canberra, un incremento de unos trescientos inscritos más con respecto a hace dos años cuando fue elegido el actual CRE de Canberra.  Datos estos que, aunque por un lado, significan que la crisis económica en España continua y que aunque está ya en fase de superación, con algún crecimiento positivo, según nos asegura el gobierno, sigue teniendo un alto nivel de desempleo.  Por otro lado, más positivamente, significa también una inyección de sangre nueva a nuestra pequeña comunidad.  Y, como bien dijo el embajador, con la ventaja de que estos nuevos emigrantes llegan ya con un alto nivel de preparación profesional, un cierto dominio del inglés y con ganas de participar en los cuestiones de la comunidad. 


Los representantes de la comunidad presentaron un análisis de la situación esbozando los retos con que nos enfrentamos y pusieron en la mesa un número de sugerencias e iniciativas de las que destacamos las siguientes.  En primer lugar la necesidad de prestar especial atención a la primera generación, la que construyó las bases de lo que hoy alardea nuestra comunidad.  Este colectivo está ya bastante avanzado en edad y a menudo se encuentran algo aislados del resto de la comunidad, en parte debido a problemas de movilidad y las grandes distancias que nos separan.  Se examinaron también formas de aumentar la participación de la segunda, tercera y cuarta generaciones en los asuntos de la comunidad.  Aunque la poca participación de estas generaciones se puede ver como un indicio positivo de nuestra capacidad de integración en la sociedad australiana, se le puede también imputar la falta de dinamismo dentro de nuestra comunidad.  Dentro del contexto de reafirmar el club español como foco central de la comunidad  se pusieron en la mesa sugerencias concretas dirigidas a mejorar y diversificar los servicios que este ofrece para  aumentar el número de socios y de público en general que visita el club (un buen ejemplo de esto es la decisión del grupo Canberra Friends of the Camino de Santiago de celebrar sus reuniones mensuales en el club).  Dentro de ese contexto se consideró también el efecto positivo que esto tendría en ayudar a los nuevos inmigrantes a establecer más rápidamente relaciones con el resto de la comunidad si así lo desean.  

Finalmente los representantes comunitarios sugirieron la convocatoria de otra reunión más amplia, patrocinada  por el club español y con la máxima participación posible de miembros de la segunda y tercera generaciones para iniciar un proceso de consultas que resulte en el máximo de propuestas para vigorizar la comunidad.
CRE de Canberra

Sunday 5 January 2014

El Club – Símbolo de nuestra comunidad de Canberra



En un artículo publicado en el Canberra Times el 14 de diciembre pasado Claudio Ciuffetelli, presidente del Club Italo-Australiano de Canberra decía que la manera como han venido funcionando los pequeños clubes en el pasado no es apropiada para la situación actual y si el club (refiriéndose al club italiano) quería sobrevivir tendría que dejar de depender solamente de las ganancias procedentes de las maquinas tragaperras.  “Necesitamos cambiar, porque si no lo hacemos nos marchitaremos y moriremos”  Y continuó “Hemos llegado a un punto donde o nos ajustamos (a las realidades del presente) o perdemos nuestro patrimonio histórico y cultural”

El Club Italiano no es el único club étnico que está atravesando momentos difíciles.  De hecho, la gran mayoría de clubes étnicos están sufriendo situaciones parecidas a la de ese club.  Grandes caídas en el número de socios, regulaciones gubernamentales cada vez más costosas de efectuar, más variedad en lugares de distracción y más competición por parte de otras formas de socializar (por ejemplo, online) resultan en menor recaudación y, al final del día, problemas de financiación.  Los edificios y otras estructuras que un día se construyeron con enormes dosis de entusiasmo, gran voluntariado comunitario y donaciones personales, hoy cuestan muchos dólares para mantenerlas abiertas y ofrecer servicios y amenidades para atraer, no ya al público en general, si no a los propios socios.

Al parecer la trayectoria que suelen seguir la mayoría de clubes étnicos tiene una explicación más o menos científica.  Hace unos días, en conversación con un viejo amigo y prominente miembro de la comunidad, este me dijo que según un experto en la materia, los clubes étnicos, particularmente los pequeños, no suelen sobrevivir más allá de la tercera generación, unos sesenta años.  Esto es debido a que con el paso del tiempo y muy a menudo por razones de trabajo, las comunidades se dispersan y los grupos que la componen pierden contacto entre ellos.  Los descendientes de la comunidad original se integran más profundamente en la sociedad australiana y se apartan de sus comunidades ancestrales que en muchos casos ya no pueden identificar de manera definitiva ya que muchos de ellos son el resultado de familias donde el padre y la madre tienen distintas nacionalidades e inclusive diferentes etnias y donde el inglés se usa como lengua franca en casa.

Nuestro club, el Club Hispano-Australiano de Canberra, que en edad ya esta rondando la tercera generación, también está atravesando momentos difíciles y, como dice el Sr. Ciuffetelli, tendremos que cambiar y reinventarnos o nos marchitaremos y pereceremos. Dado las afinidades y vínculos históricos y socio-culturales que unen nuestras dos comunidades me atrevería a sugerir que sería acertado seguir de cerca el proceso de cambio en el que se prepara a entrar el Club Italiano para beneficiarnos de su experiencia.  No olvidemos que, en cierto modo, el Club Italiano es el hermano mayor del Club Español.  Se fundó unos años antes que el nuestro y, según tengo entendido, en su día, nuestros líderes comunitarios adoptaron muchas de las iniciativas y procesos iniciados por la comunidad italiana durante el periodo fundacional de su club. 

La clave para posibles soluciones a nuestro problema (como lo es también para el club italiano y otros club étnicos) parece ser el poner en marcha un proceso de renovación. “Reinventarnos” y adaptarnos a las necesidades y demandas de la colectividad que nos rodea.
Esto, claro está, requerirá importantes cambios legales y administrativos en el funcionamiento de nuestro club.  Pero, sin entrar en legalismos complicados, creo que lo primero que deberíamos preguntarnos es ¿cuál es la función del club y cuáles son sus cometidos como representante de nuestra comunidad de Canberra?  De las respuestas que demos a estas preguntas y lo que entendamos por ellas dependerá en gran parte el futuro de nuestro club.  Lo importante, a estas alturas, es que, al igual que los italianos, iniciemos un proceso de consulta y participación dentro la comunidad y revitalicemos el interés por nuestra historia, cultura, tradiciones y gastronomia entre la sociedad australiana en la que vivimos.